miércoles, 21 de enero de 2009

Maestro: El Gran DT

Palabras para la reflexión ante un nuevo año

Este texto lo envié a diario "Actualidad de Gral. Villegas".(12/12/2008)

Durante el año y sobre todo al final, a la hora de cerrar los boletines en noviembre y a la hora de los exámenes de diciembre, maestros y profesores señalan que sus alumnos no han estudiado y lo que es peor: no quieren estudiar. Es cierto, y los padres también lo advierten. Pero como un buen director técnico un docentes, se tendría que preguntar por qué algunos de los alumnos del equipo fallaron o “no anduvieron bien”

Entonces, desde el corazón conviene preguntarnos:
¿Ejercimos la profesión docente con el más profundo deseo de enseñar? Dicho de manera más sencilla demostramos en todas y cada una de las clases “las ganas de enseñar” y nos preguntamos acerca del por qué los chicos no quieren aprender…

El deseo tanto de los chicos como de sus maestros se nota en el entusiasmo, en las ganas, en la disposición, en el querer lo que se hace. Y en los docentes se nota, además, en la preparación de sus clases, en el conocimiento de las necesidades de sus alumnos, en su sentido de respeto y responsabilidad de los “otros” que tiene delante de sí cada día. También en su capacidad de comprender las flaquezas de los estudiantes pero exigir al mismo tiempo y juzgar lo que está bien y lo que está mal –con justicia- sin concesiones inútiles que terminan perjudicando el verdadero proceso de aprendizaje, tanto como la legitimidad del accionar docente.

Seguramente, maestros y profesores saben lo que deben hacer pero no siempre lo hacen desde la cotidianeidad y presentan algunos de los síntomas ya caracterizados para otros estados adultos como lo ha señalado entre otros Elena Cano (2005):
ü El Rust-out (que se traduce como estar oxidado, permanecer inmóvil ante las innovaciones, sea por desconocimiento, temor a asumir riesgos, por desmotivación).
ü El Bur-out (que se traduce como estar quemado, caracterizado como agotamiento emocional que padecen los profesionales que trabajan con personas).

Si bien es cierto que un buen ingreso económico por el trabajo realizado también es motivador como para enseñar con entusiasmo, no es menos cierto que los que abrazamos la docencia como profesión siempre supimos, aunque luchemos por un sueldo más digno, que aun cuando lo logremos nunca serán tan rentables como los de otras profesiones. Pero, también sabemos que la gratificación afectiva que da el retorno de haber enseñado con humor, amor y profesionalidad, es decir con justicia, expertez, responsabilidad y respeto, nos da el retorno a largo plazo que otras profesiones quizás no lo tengan: el del reconocimiento del alumno.

Y como estamos cerrando balances y proyectando el nuevo año, invito a todos: chicos, padres y docentes a reflexionar sobre estos puntos con vistas a mejorar lo que podemos hacer el próximo año.

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